Guardamar pone en valor la Guerra Civil

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E. De Gea / A. Trives

Numerosos ayuntamientos de la provincia como los de Elche, Alicante o Guardamar del Segura están tomando una serie de medidas para preservar, rehabilitar, restaurar y poner en valor, para su visita, diversos elementos arquitectónicos relacionados con la Guerra Civil (1936-1939). Los elementos de Guardamar son los únicos hasta el momento de la Vega Baja que han sido objeto de alguna actuación de conservación, hecho que contrasta con el caso de municipios como Benijófar, Benejúzar, Torrevieja, San Miguel o Rojales, donde han sido destruidos o bien se encuentran en un pronunciado estado de deterioro que se ha visto acrecentado durante el último año debido sobre todo a las continuas lluvias.

Los trabajos municipales que acaban de finalizar en Guardamar han afectado a un conjunto de trincheras del Moncayo y el monte de las Rabosas y han consistido en la limpieza, desbroce y retirada parcial interior del relleno de tierra y piedras, producto de la sedimentación de arrastre. Ahora se incluirán dentro de la ruta a pie que las atraviesa.

Las trincheras donde se ha actuado suelen presentar un perfil de forma troncocónica invertida y algunas conservan una banqueta corrida o escalón lateral, de unos 50 centímetros de ancho, cuya funcionalidad era la de facilitar un segundo nivel de tiro según explica el arqueólogo municipal de Guardamar, Antonio García.

También se documenta en estos sistemas de atrincheramientos terrestres, añadió el investigador, la construcción de un túnel subterráneo (polvorines), excavado siguiendo la pendiente abrupta del terreno, en sentido transversal al eje principal de la misma, que debió servir posiblemente como refugio contra el fuego de la artillería y los ametrallamientos aéreos. En todos lo casos la serie de atrincheramientos fueron construidos mediante excavación a pico en la roca base de caliza o arenisca.

Defensa de Cartagena
El contexto histórico donde se enmarcan estas construcciones en Guardamar está relacionado con la organización defensiva del frente de tierra de la base naval de Cartagena durante la Guerra Civil. Por ello, relata García, una vez establecidos los dos bandos y consolidados los frentes de guerra, se trató de organizar la defensa del territorio periférico de la Base Naval en dos frentes territoriales: uno terrestre, ante la posible agresión de un ejercito procedente del interior; y el otro marítimo, con el fin de reforzar aquellas zonas costeras no cubiertas con baterías ante un eventual desembarco de tropas nacionales. Uno de estos frentes se estructuró siguiendo la margen derecha del rió Segura, y otro desde San Miguel de Salinas a Torrevieja.

En el término de Guardamar, la línea de resistencia de la posición avanzada comenzaba en las propias dunas, entre Guardamar y la playa. Seguía esta línea defensiva con la construcción de varios atrincheramientos en el monte de las Rabosas, y varios más a poniente hasta los atrincheramientos del Raiguero, así como en el Cabezo Lucero, según concretó el arqueólogo.