Hemos constatado que el manejo del riego se vuelve fundamental a la hora de controlar la expansión. El estrés hídrico altera los mecanismos defensivos de la planta, asimismo, en suelos cuya flora microbiana está alterada también son más propensas las plantas a esta enfermedad (y a cualquiera).
El correcto manejo del riego y del suelo, con aportaciones periódicas de materia orgánica de buena calidad, como el humus de lombriz, se hacen muy necesarios para incrementar los diversos y complejos mecanismos de protección de las plantas.
Por otro lado, debemos buscar plantas, semillas y demás material resistente al patógeno.
Asimismo los extractos de plantas y de algas y otros tratamientos naturales consiguen aminorar e incluso controlar la enfermedad.
Tradicionalmente las sales de cobre en sus distintos compuestos han sido los productos utilizados para el control del mildiu. Sulfato de cobre, oxicloruro de cobre, caldo bordelés, hidróxido cúprico, etc.
También las decocciones, infusiones, fermentaciones (según cada planta) de cola de caballo, ortigas, manzanilla, saúco (sambucus nigra), son muy interesantes porque generalmente tienen dos mecanismos de actuación, uno directo y otro a través de la inducción a resistencia frente a enfermedades. También como nutrición foliar.
La búsqueda y selección de variedades locales de semillas (sobre todo de hortícolas) es muy importante a la hora del control de patógenos (como el mildiu), puesto que iremos seleccionando las variedades que mejor resisten. El intercambio de semillas entre agricultores de la zona ha sido siempre la garantía de variabilidad y viabilidad de las especies cultivadas por el hombre.
La utilización de compost maduros y de buena calidad, humus de lombriz, etc. que posibiliten la mejora del suelo y el combustible para la expansión de la vida microbiana, ese complejísimo mecanismo que es el verdadero artífice de la nutrición y de la salud de las plantas.
Espero os haya sido de alguna ayuda.