Buen estrés Vs mal estrés, aprende a diferenciarlos

Hablar de estrés siempre se relaciona a algo malo. Lo cierto es que esta reacción fisiológica no es del todo perjudicial para la salud, puesto que también existe el buen estrés. La clave es saber diferenciar uno de otro y lograr controlarlo para que no afecte nuestra calidad de vida.

Vivir en un entorno estresante afecta la productividad y la calidad del trabajo que ejecutamos constantemente. Esta tensión no discrimina, y puede aquejar tanto a niños como a adultos, aunque todo dependerá de cada persona y la manera que ellos resuelvan sus problemas. En este sentido, hay quienes reaccionan de inmediato ante el estímulo, mientras que otros acumulan las cargas negativas desencadenando problemas graves de salud.

En el ámbito laboral, el estrés muchas veces es causado por el comportamiento de los superiores, ya que los malos líderes dirigen las empresas mediante las críticas, lo que genera negatividad entre los empleados. Diversas investigaciones han establecido que los trabajadores que no presentan estrés están propensos a tomar más responsabilidades y ser más productivos.

Pero ¿cómo se manifiesta el estrés? Existen tres etapas. La primera se denomina “de alarma” y se caracteriza por la tensión muscular. La segunda es la de “resistencia”, la cual produce síntomas de fatiga que si persisten, dan pie a la tercera y última etapa del “agotamiento”, traducida en presión alta, cefaleas, úlceras, entre otras.

El buen estrés

El estrés denominado como “bueno” es el que permite mayor concentración y es poco dañino para la salud, debido a que las hormonas y las catecolaminas son liberadas paulatinamente en cantidades pequeñas.

El doctor Mario Kyriazis, experto en antienvejecimiento, señala que “el buen estrés beneficia la salud porque ayuda a mantenernos jóvenes y así, vivir más tiempo, ya que se fortalecen nuestras defensas, las cuales previenen posibles enfermedades como el Alzheimer, la artritis, y los problemas cardiovasculares”.

Estrés bajo control

Manejar o eliminar la sobrecarga parece imposible, pero existen métodos que te ayudarán a trabajar esta tensión, ya sea buena o mala.

No te sobrecargues

Si sientes que estás estresado evitar la sobrecarga de actividades y opta por realizar las más importantes.

Sé realista

No todas las personas trabajan al mismo ritmo. En base a esto, no esperes perfección de los demás, ya que sólo aumentarás tu nivel de estrés.

Duerme bien

Descansar entre 7 u 8 horas diarias permitirá que tu cuerpo y mente se mantengan en buen estado, superando cualquier obstáculo que se presente durante el día.

Relájate

La relajación es el opuesto al estrés y contribuye a la sensación de calma y bienestar. Para estimular tu relajación puedes comenzar por realizar ejercicios de respiración y disfrutar de actividades placenteras como leer un libro, practicar un hobby, entre otros.

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