Este fin de semana ha tenido lugar en Berlín uno de los acontecimientos más famosos e internacionales de la ciudad: el carnaval de las culturas.
Al principio pensé que sería del palo de un segundo carnaval en primavera, porque con el tiempo que hacía aquí en febrero no había muchas ganas de salir a la calle disfrazado. Pero la cosa tiene su propia historia.
Esta celebración comenzó en 1996 en Berlín. Fue un periodo complicado de la historia. Por un lado la caída del muro estaba reciente y aun se encontraban en el proceso de normalización de la reunificación de Alemania. Alemanes del este y del oeste se iban integrando poco a poco, pero por otro lado el país sufría de una inmensa oleada de inmigración (según me han dicho, actualmente en Alemania hay unos 10 millones, ya sean inmigrantes o hijos de estos). En medio de este extraño clima social surgió en Berlín el día del carnaval cultural, promovido por la grandísima comunidad artística de la que goza la ciudad.
Así pues, desde ese año se celebra cada domingo de Pentecostés un desfile donde asociaciones inmigrantes, artísticas y cualquiera que tenga ganas de participar se unen para cantar, bailar y dar un buen espectáculo por los barrios de Kreuzberg y Neukölln, que concentran la mayor diversidad cultural de la capital alemana.
Realmente el festival ha durado todo el fin de semana, desde el jueves hasta hoy lunes, que es fiesta por cierto (la Ascensión y Pentecostés son todavía fiesta en Alemania). Por un lado organizan el festival callejero, que consiste en innumerables puestos de venta de productos típicos de todas las culturas del globo, con escenarios por las calles o simplemente espontáneos que se ponen a tocar en cualquier esquina; teatro, juegos de danza, traga fuegos, etc.… Las calles se llenaron de gente de todas las edades. Se nota que a los alemanes les gusta el buen tiempo, porque parecía que ni un solo berlinés se hubiese quedado en casa ayer.
Por otro lado, está el carnaval propiamente dicho: el desfile. Tuve bastante suerte porque empezaba el recorrido a tan solo dos estaciones de metro de mi casa, así que ayer me plante a las 12 de la mañana para verlos. Tan solo decir que estuve más de dos horas allí y, en todo ese tiempo, no dejó de salir una carroza tras otra. Lo menos vi 40 y cuando me iba aun estaban saliendo más. Aquí algunas fotos.
Me quiero colgar uno de estos en la ventana
Estos eran unos con trajes de berberecho (el típico de Baviera) bailando salsa.
En resumen, un gran acontecimiento del que no tenía ni idea que existiese y que resulta que comparan con la ya extinta Love Parade. El año que viene no me la pierdo.
PD: Como os podréis imaginar, por cada puesto de pingos había dos más de bebidas. La gente iba bastante fina pero, contrariamente a lo que estoy acostumbrado, ni la gente la liaba, ni rompían las botellas contra el suelo, ni meaban en cualquier lado ¡ni siquiera tiraban un papel al suelo! Qué diferentes son a nosotros.