¡Si vas a la felicidad, lleva sombrilla!


"Más difícil que satisfacer un deseo es llegar a identificarlo". A. Schopenhauer


Los goces son y no dejan de ser negativos, creer que nos hacen felices es una ilusión; en cambio los dolores son sentidos positivamente. De ahí que su ausencia sea el criterio de la felicidad de la vida. Si a un estado carente de dolor se le agrega la ausencia de aburrimiento, entonces se ha alcanzado en lo esencial, el máximo de la felicidad a que aquí podemos aspirar; todo lo demás es quimera.

Pocas cosas desearíamos ardientemente si conociéramos del todo lo que deseamos. Antes de desear fervientemente una cosa, conviene examinar cual es la felicidad del que la posee. Muchas veces, basta esta simple cautela, para que comprendamos lo difícil que resulta llevar algo a término o tratar de imponerlo a los demás. A todos nuestros buenos propósitos, se enfrentan dificultades y fatigas sin fin. Y al cabo, después de este denodado esfuerzo, resulta que el logro no pasa del mero rechazo de una penuria. No más, que la liberación de la carga de ese deseo que motivó en nosotros el proyecto, y cuya inoportunidad había perturbado nuestra calma.
Lo único que hemos hecho, todo lo que hemos conseguido- en el mejor de los casos- es liberarnos de un deseo... y no por ello nos encontramos mejor que antes de tenerlo. Justas parecen, las palabras de Schopenhauer: "el medio más seguro de no llegar a ser muy infeliz, es no pretender llegar a ser muy feliz"