Entre la exasperante necesidad de matar el tiempo y la abulia existe un término medio. Se trata de alcanzar el estado más delicioso –el más próximo a lo que debió de ser el paraíso-. Se trata de encontrar entretenimiento en las cosas minúsculas.
Ver como llueve, encender un fuego, seguir los movimientos de una barca o del sol en una pared. Masticar una brizna de tomillo, respirar el aire lleno de resina de pino, escuchar el viento, el agua, las notas del piano, buscar setas, espárragos, caracoles, son ocupaciones que honran a una persona decente.
Ver como llueve, encender un fuego, seguir los movimientos de una barca o del sol en una pared. Masticar una brizna de tomillo, respirar el aire lleno de resina de pino, escuchar el viento, el agua, las notas del piano, buscar setas, espárragos, caracoles, son ocupaciones que honran a una persona decente.