(Fuente imagen: Next-Up; fuente: Next-Up, El Mundo y Reuters)
Hace años ya se descubrió que los beneficios del oxígeno en las incubadoras de los niños prematuros tenía unas contraindicaciones: el oxígeno podía causar daños en sus ojos (retinopatías) y en sus pulmones. De ahí que se recomendara restringir su dosis.
Ahora entran en escena los campos electromagnéticos (CEM). El reciente estudio del Dr. Carlo V. Bellieni, del Policlínico italiano Le Scote de Siena, y publicado en el Fetal and Neonatal Edition of the Archives of Disease in Childhood, establece que, la exposición crónica a los CEM, producidos por los motores de las incubadoras, alteran la frecuencia del latido de los corazones de los neonatos.
En el experimento, realizado con 43 prematuros, se pudo observar como disminuía la frecuencia del ritmo cardíaco de los bebés cuando las incubadoras estaban en funcionamiento. Los investigadores reconocieron que aún es pronto para saber si esta exposición a CEM tiene consecuencias para la salud de los pequeños a largo plazo.