(Fuente imagen: Buerguerwille)
Hemos podido ver cómo en ciertos medios se trata de minusvalorar los efectos de las radiaciones de las antenas de telefonía móvil sobre las personas que viven en las cercanías de una estación de telefonía móvil. Tratan incluso de imaginarias a las enfermedades que padecen y, sobre todo, niegan cualquier tipo de incidencia sobre la salud de los campos electromagnéticos (CEM) que generan, entre otros, dichas antenas.
Por si fuera poco, niegan la existencia de cualquier estudio científico que concluya que los CEM sí pueden afectar a la salud, pero sí presentan como verdad verdadera los que niegan cualquier afección. El último ha sido el presentado por la Universidad de Essex, estudio dirigido por la psicóloga Elaine Fox, que ha recibido bastantes críticas, sobre todo por llegar a conclusiones generales con exposiciones cortas de tan sólo 50 minutos.
Al igual que aceptamos dicho estudio con cautela (12 afectados fueron excluídos del experimento una vez comenzado y, además, está financiado por la industria de telecomunicaciones), ya que han estado 3 años realizando el experimento, también aceptamos los resultados científicos del "Estudio Hispano-Austríaco del posible efecto sobre la salud por la exposición crónica de Radiofrecuencias provenientes de las Estaciones Base de Telefonía Móvil" (Bioelectromagnetics Biology And Medicine, 162-169, 2003) de Gerd Oberfeld, A. Enrique Navarro, Manuel Portolés, Ceferino Maestu y Claudio Gómez-Perretta, así como el de Hans Peter Hutter et al, (2006), del Instituto de la Salud de la Universidad austríaca de Medicina de Viena, "Subjective symptoms, sleeping problems, and cognitive performance in subjects living near mobile phone base stations", (Occup Environ Med 2006;63:307–313).
Conclusión a la que llegamos: que existe incertidumbre científica. Los científicos no se ponen de acuerdo. Por tanto, es razonable exigir que se aplique el principio de precaución hasta aclarar el asunto.
Además, existe otro factor que hemos comentado de pasada: ¿quién finanza los estudios?. Cuando está la industria de la telefonía por detrás, moviendo ingentes cantidades de dinero, es razonable acordarse de todos los estudios "científicos" que pagó la industria del tabaco. Acabamos de saber, por ejemplo, que esta INDUSTRIA está detrás de más de la mitad del coste que financia el proyecto EMF de la Organización Mundial de la Salud (Repacholi dixit, según MicrowaveNews). Como para fiarse de los resultados...
Esperemos que se resuelva esta incertidumbre, para tranquilidad de los ciudadanos, antes que los 150 años que ha tardado el tabaco en ser considerado perjudicial para la salud...