Jacinto Antón
La tumba de Calígula, el emperador romano que es sinónimo de todo lo insano y depravado y que en la imagen popular de decadencia y amoralidad romanas está sólo un peldaño por debajo de Nerón, habría sido encontrada cerca del lago Nemi, 30 kilómetros al sur de Roma, donde el césar que quiso nombrar cónsul a su caballo (Incitato) disponía de una gran villa. El anuncio lo ha hecho la policía italiana y se ha hecho eco de él profusamente la prensa internacional. Los especialistas, sin embargo, alzan la ceja y muestran en general gran escepticismo.
El hallazgo se habría producido tras la detención de un hombre que trataba de sacar de contrabando una estatua de 2,5 metros de altura del emperador. El individuo fue detenido junto al lago cuando cargaba un trozo de la escultura en un camión. Además de la villa, Calígula poseía un templo y un palacio flotantes, cuyos restos fueron recuperados en tiempos de Mussolini, aunque destruidos durante la II Guerra mundial. La escultura, que calza botas militares -las caligae de las que deriva el apodo del emperador, Calígula, "botitas", porque las usaba de niño (en realidad se llamaba Cayo Julio César Germánico)- es de un poco común mármol griego y el césar está sentado en un trono y ataviado con vestiduras de dios. Interrogado, el ladrón condujo a la policía hasta el sitio de procedencia de la estatua. La excavación del lugar iba a empezar hoy.
La historia sin duda es estupenda. Pocos césares romanos más (im) populares que Calígula (12 después de Cristo- 41 d. C). Suetonio dejó un retrato terrible de él: caprichosamente cruel y lunático, se lió con su propia hermana Julia Drusila, se disfrazaba de Venus y humilló y aterrorizó a los senadores. Puso a las legiones a recoger conchas y celebró con ellas un triunfo sobre el mar, entre otras excentricidades. Fue novelado por Robert Graves (lo interpretó luego John Hurt en la producción de la BBC de su novela Yo, Claudio -su tío y su-su-sucesor-), llevado al teatro por Camus y erotizado hasta el porno por Penthouse en la película de Tinto Brass con Malcon McDowell.
Hallazgos más sorprendentes se han producido en la historia de la arqueología, pero todo invita a la máxima prudencia. Los estudiosos, como la historiadora británica Mary Beard, autora de aclamados libros sobre Pompeya y el Triunfo romano, no están nada convencidos de que se haya localizado tal cosa como "la tumba perdida de Calígula", pese a lo bien que suena. De entrada, las fuentes nos dicen que el emperador loco fue asesinado por los pretorianos en su palacio en el Palatino, en Roma. Beard recuerda que según Suetonio, su cadáver fue llevado a los Horti Lamiani, lugar de unos jardines imperiales en el Esquilino, y luego rápidamente incinerado y sepultado bajo una capa de césped. Más tarde fue vuelto a quemar y enterrado con propiedad, pero no hay ninguna evidencia de que lo fuera en Nemi ni de que se construyera una gran tumba. La estudiosa considera inconcebible que el símbolo asesinado de la monstruosidad imperial -con lo que les costó librarse de él- hubiera tenido un gran monumento y además con una gran estatua. Probablemente, las cenizas de Calígula estén en una sepultura modesta en los Horti Lamiani o como piensan algunos en el Mausoleo de Augusto, con muchos otros miembros de la familia imperial.