Publicado en Diario de Alcalá
Pedro P. Hinojos
Denuncian la pérdida del yacimiento calcolítico de la Esgarativa descubierto en los años 70.
El rincón de La Esgaravita donde se encontraron hace cuatro décadas los restos de un asentamiento humano de hace más de 4.000 años acoge en la actualidad el trasiego de maquinaria, como paso previo a la construcción de un bloque de viviendas. El colectivo cívico Grupo de Defensa del Patrimonio Complutense (GDPC) ha denunciado la pérdida de este yacimiento y la posibilidad de convertirlo, junto a la villa romana de El Val y la necrópolis de los Afligidos, en un parque arqueológico.
Hasta hace unos días se podían ver los agujeros de las catas arqueológicos. Ahora son excavadoras y máquinas pesadas arrojando tierra y compactando, entre montones de piedras, tierra y zahorra, las dueñas del lugar. En esa parcela de La Esgaravita, próxima al río, se halló una de las huellas más remotas de la presencia humana en Alcalá: un asentamiento fechado en el calcolítico, periodo de transición entre la Edad de Piedra y la Edad de Bronce; esto es, entre el tercer y el segundo milenio antes de Cristo.
Los trabajos científicos parecen haber concluido y ahora se prepara la parcela para levantar un edificio de viviendas. A través de una nota pública, el GDPC, compuesto por integrantes de la Asociación Hijos y Amigos de Alcalá y Ecologistas en Acción, entre otras entidades, ha denunciado la desaparición de este espacio arqueológico y ha recordado que cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural.
En la nota también se recuerda como el yacimiento fue encontrado en los años 70 de forma casual al remover las tierras para instalar un depósito de gas. En una primera inspección se recuperaron más de ochenta fragmentos cerámicos y una treintena de piezas fabricadas en sílex. Hace dos décadas se acometió una excavación arqueológica de urgencia, en la que se descubrió una estructura de planta oval en el terreno. También se hallaron silos, cubetas, zanjas y agujeros de poste de diversas estructuras. La extensión del yacimiento se estimó en unas tres hectáreas, correspondiéndose con un tipo de registro arqueológico denominado de “fondos de cabaña".
El GDPC dice haber notificado el caso al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid sin obtener respuesta.