Thomas Mann nació en Lübeck en 1875 en una acaudalada familia de comerciantes. Allí vivió hasta que en 1891 se trasladó a Munich. Cuando sólo contaba con 25 años escribió Los Buddenbrook, una deliciosa novela en la que describe la decadencia económica de una familia de Lübeck entre 1835 y 1877, que probablemente sea una transposición de sus propios recuerdos autobiográficos. La obra con una prosa cuidada y una elegancia exquisita, no pasó desapercibida en Alemania ni en el resto de Europa. Al parecer en 1918 ya se habían vendido más de cien mil ejemplares. En medio de las turbulencias ideológicas de la Europa de comienzos del siglo XX, en esta novela no hay una proclama política novedosa o una tesis antropológica al uso, como quizá cabía esperar en un joven idealista en la convulsa Alemania de pre-guerra. Sino por el contrario una equilibrada descripción de la vida de una familia de la alta burguesía en una ciudad alemana, antes de la Unión Aduanera y durante el proceso que la llevaría a formar parte de la Alemania Unida.
La saga de la familia Buddenbrook abarca cuatro generaciones. La del abuelo un hombre todavía un poco a la usanza del Siglo XVIII, que funda el negocio de importación de cereales y representa el máximo grado de esplendor de la familia en la ciudad y en el seno de la antigua forma de vida . La de su hijo el cónsul de los Países Bajos, con su ferviente religiosidad como única arma contra la fatalidad y que parece ya, no adecuada a los tiempos de la revolución social de 1848 y del ascenso de la pequeña burguesía al poder político. La tercera generación es la de sus hijos: el senador Thomas y su hermanos Tony y Christian, auténticos protagonistas de la acción de la novela, y finalmente, la cuarta generación es la del bisnieto del fundador, Hanno: un personaje torturado de una sensibilidad artística y enfermiza.
La razón de ser de la propia ciudad de Lübeck, -capital de la Hansa durante la Edad Media- es el ideal del buen comerciante que sostiene con su esfuerzo la prosperidad de la comunidad. Del mismo modo, el sentido del deber y del sacrificio personal en aras de la prosperidad material, implícito en la ética protestante, es también la razón de ser de la familia Buddenbrook. Cada personaje de esta larga saga familiar (la novela tiene casi 800 páginas), y describe 42 años en la vida de la familia, se ve forzado a adoptar una posición personal, sobre este particular, en atención a sus circunstancias, a su sexo y al tiempo que le ha tocado vivir. En un esfuerzo continuo contra la realidad cambiante, los miembros de las nuevas generaciones de la familia verán como los mismos valores que propiciaron el éxito del negocio, se convertirán en el motivo de asfixia de las vidas individuales, y el mismo afán de distinción que los animaba, en el caldo de cultivo para una sensibilidad que se aleja de la disposición necesaria para el éxito mercantil.