Vuelvo a trabajar. Y ahora, ¿qué?

¿Desconcertado ante tu vuelta al trabajo? Si te reincorporas al mercado laboral después de un largo período en el paro, hay aspectos que no deberías pasar por alto. Aunque el desempleo es una situación incómoda como pocas, dejar atrás la inactividad tampoco es fácil. Seguramente, durante los primeros días acusaremos la falta de costumbre a la hora de seguir una rutina diaria, adaptarnos a las exigencias de un horario específico o, sencillamente, ceñirnos a unas pautas de trabajo.

Ante esta situación, no obstante, conviene buscar soluciones y estímulos que nos animen ante este nuevo reto. Para ello, deberían bastarnos los beneficios ligados a contar con una ocupación: una mayor estabilidad económica y proyección, una mejora del estado anímico, un desafío personal por demostrar la propia valía, la oportunidad de adquirir experiencia, etc. Esto es sólo una muestra de lo mucho que puede reportarnos nuestro regreso al mundo del trabajo. Cuanto antes te mentalices de todo lo que vas a conseguir, más fácil te resultará dar el salto y adaptarte a tu nueva realidad.

El siguiente paso es potenciar uno de los ámbitos que más suelen resentirse a causa del paro: la autoestima. Un despido arbitrario, las dificultades para conseguir una entrevista, una larga lista de procesos de selección fallidos... Todo ello acaba pasando factura, por lo que conviene realizar acciones que inviertan esta tendencia. ¿Qué tal empezar a cuidarse un poco? Seguir una dieta para conseguir nuestro peso ideal, comprar ropa, cuidar nuestro aspecto físico, hacer ejercicio o realizar actividades estimulantes pueden ser un poderoso aliado. Además, esta actitud renovada, mucho más positiva, favorecerá tu rendimiento y la relación que establezcas con tus nuevos compañeros.

Tampoco hay que obviar la necesidad de adaptarse nuevamente a unos horarios. Para ello, nada mejor que adoptar una rutina incluso días antes de comenzar a trabajar. De este modo, tu organismo se acostumbrará a madrugar y a seguir unos hábitos, por lo que evitarás agotarte durante los primeros días. Por ejemplo, prueba a levantarte e irte a dormir a la misma hora, estar permanentemente ocupado con gestiones y recados, caminar... El objetivo es que, al acabar el día, sientas el cansancio propio de una jornada laboral.

En cualquier caso, aunque las ventajas de volver a trabajar son muchas, es posible que no te sientas entusiasmado con la idea. En ese caso, piensa en las contrapartidas que esto puede tener: conocer personas nuevas que, incluso, pueden convertirse en tus amigos. Esto también es válido para los más tímidos. Aunque sea éste tu caso, el hecho de compartir tantas horas de trabajo contribuirá a que pronto confíes en tus nuevos compañeros.

Y por supuesto, en todo este proceso, no hay que descuidar tu formación. Es posible que tu nuevo trabajo te exija una serie de conocimientos y capacidades que hasta ahora no te habías visto obligado a afrontar. Si es así, no te preocupes: estudiar a distancia te ayudará a salvar este escollo, al tiempo que compatibilizas tu aprendizaje con tu nueva vida laboral.

Públicado por http://www.quecursar.com