LA HUENCHUR

Imágen: Lorenzo Stuardo




Todos los pobladores de la aldea de Cucao saben que cuando el viento sopla en la parte baja de los acantilados, es la Huenchur que les anuncia la llegada del buen tiempo con el viento Sur. Pero el mal tiempo y la tempestad reinarán si la Huenchur sopla en las alturas de los cerros, y su voz retumba confusa, como gritando: 'Cucaoooooo- Cucaooooo, Cucao, Culeeeee...'.

La historia de la Huenchur se remonta muchos años atrás y cuenta que era una conocida machi que vivía en una confortable cabaña construida con sus propias manos, situada en un bello paraje a escasa distancia de las orillas de un lago, cercano al Océano Pacífico.

Durante uno de sus muchos viajes por el bosque, en busca de hierbas medicinales, encontró la Huenchur a un viejo leñador moribundo; lo llevó a su casa y le prodigó toda la fuerza de su arte terapéutico, logrando liberarlo de las garras de la muerte. El hombre, una vez repuesto y vigoroso, se prendó de su abnegada salvadora y se unió a ella de acuerdo a las costumbres de la época.

Para mayor felicidad, en el hogar nació una hermosa niña a la que dieron por nombre Huenchula.
De todos los confines de la región llegaban hasta la casa de la Huenchur numerosos peregrinos, atraídos por su fama de curandera, amarradora de huesos y partera.

Mantenía en sus repisas un surtido de las más variadas plantas, de raros nombres, con las que preparaba infusiones destinadas a bebidas o a fricciones. No faltaban en sus vasijas de greda remedios a base de raspaduras de 'Cacho (cuerno) de Camahueto' y de cernidos de 'Charqui (carne seca) de Invunche', panaceas de reconocido valor.

En casa de la Huenchur, a la felicidad producida por el éxito profesional se añadía la dicha de poseer la hija más hacendosa y alegre del lugar. Pero la hermosa Huenchula tenía otro destino. Y así, al marcharse para siempre en busca del Millalobo, rey de los mares, truncó la alegría del hogar de sus padres en pena y amargura.

Inútiles fueron las ceremonias mágicas realizadas por la Huenchur para conseguir el regreso de su adorada hija, que se suponía raptada por arte de brujería.

Tampoco tuvieron respuesta positiva las averiguaciones e interrogatorios hechos a toda la gente que venía desde las más apartadas comarcas.

La angustia y el dolor trastornaron la mente de la Huenchur hasta tal punto que un día, enloquecida, salió a vagar busca de su hija por valles, cerros, montes y quebradas. Al no encontrarla, se acercó al lago y como llevada por una mano misteriosa, se embarcó en un "bongo" amarrado a la orilla y navegó en dirección al río que desagua en el mar, gritando a su paso: 'Cucao Cucao Cucao, Cule', hasta perderse en las olas del Océano.

Cucao es el nombre que desde entonces lleva el hermoso lago en cuyas orillas se levantaba la casa de la Huenchur y en la que, solitario y consumido por la angustia, falleció muy pronto el desconsolado esposo.

La frágil embarcación de la Huenchur navegó corto tiempo a la deriva en el océano, hasta que las enormes olas de un temporal la destrozaron y se hundió en las profundidades.

Al acudir la Pincoya en socorro del naufragio, reconoció a su abuela, llevando su cuerpo muerto en presencia de su padre, el poderoso Millalobo, quien le devolvió la vida y su pequeña barca para que siguiera navegando en ella por toda la eternidad. Bajo la prohibición de llegar a tierra firme, pero con la autoridad para controlar el curso de las mareas y la administración de las calmas y tempestades.

Y como gracia especial, le concedió a la Huenchur el poder comunicarse con los habitantes de la tierra a través del viento y del Caleuche.


http://compartiendoculturas.blogspot.com/2009/09/el-millalobo.html
http://compartiendoculturas.blogspot.com/2010/05/el-caleuche.html
Fuentes:
Publicación del Dr. Bernardo Quintana Mansilla, “Chiloé Mitológico”
www.cuco.com.ar/
www.proturchiloe.co.cl/mitologi.htm.
www.puntoloslagos.cl
www.mitologiachilota.cl