LA MONJA BLANCA



La flor nacional de Guatemala es la Monja Blanca (Lycaste virginalis), simboliza belleza, arte y paz.

Esta planta crece en otras plantas por lo cual se denomina epifita (epi-encima fitòn-planta). Es una orquídea y como tal tiene un pétalo transformado en el centro, el lávelo, que sirve de base para su polinización por los insectos.

Es hermafrodita, el fruto es una especie de cápsula, misma que contiene millones de semillas, las cuales necesitan un hongo determinado para germinar, motivo por el cual es muy escasa.

En Granados subsiste una de las narraciones orales de la región, la cual cuenta que en los primeros tiempos había un Gran Señor, dueño de cerros y valles que bajaba al pueblo una vez al año. Un día vio a una mujer muy hermosa de quien se enamoró.

El Gran Señor fue a la casa de la muchacha y la pidió como su mujer, a cambio dio como dote un cofre con mucho dinero. La mujer se fue a vivir con el Gran Señor, y como éste la quería tanto, siempre la complacía. Entonces, los padres de la muchacha se aprovecharon de él, pidiéndole cosas como plata, tierras, maíz y cacao. La muchacha de la vergüenza se enfermó porque veía la ambición de sus padres. Cuando los padres quisieron nuevamente aprovecharse de la bondad del Gran Señor y se fueron al cerro a su hija, no encontraron nada, sólo una gran luz entre los árboles; entonces comprendieron que esa luz era el espíritu de su hija.

Al verlos el Gran Señor que estaba, se ensañó con ellos y los convirtió en troncos de árbol. Después de llorar por muchos días a su mujer, el Gran Señor convirtió aquella luz hermosa en una flor blanca de inmensa belleza.

Así fue como nació la Monja Blanca, Flor Nacional, que adorna y perfuma los valles y montañas de la Verapaz.