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Navegando por internet he encontrado hoy un antiguo blog de emigrantes donde planteaban (allá por marzo de 2007 parece ser) unas cuantas preguntas para gente que vivía fuera del país. Me han parecido interesantes, así que me voy a auto-entrevistar esta vez. Aunque quede un poco egocéntrico.

-¿Cuánto sabías de el país donde estás antes de irte a vivir a él? ¿Era como te lo imaginabas o se derribaron mucho mitos al estar ahí?


Pensé que sabía muchísimo más del país de lo que me imaginaba. Alemania no es ningún país desconocido en España. Su cultura, política, actualidad, historia... son temas corrientes que conviven regularmente con las noticias y los medios de comunicación. Pero los estereotipos pesan, y finalmente derribé prácticamente todos los que me traje. El más anecdótico es que, seguramente por las películas yanquis de espías y de guerra dobladas al español, nos pensamos que los alemanes tienen ese acento tan duro, marcando tanto las consonantes, y en especial la “rr”. Pues resulta que no tienen ese sonido en su idioma y les cuesta horrores pronunciarlo. Paradójicamente el acento alemán está más cerca del francés que del ruso (que por cierto, tampoco tiene nada que ver con el de las películas).

-¿Qué cosa (comida, costumbre, tradición, ley, lugar, etc) de este país te pareció tan buena que te gustaría poder exportarla a tu país natal?

Muchas cosas me gustaría exportar a España. Los políticos podrían estar bien. El otro día, el presidente federal de Alemania, Horst Köhler, dimitió por haber declarado que el motivo de las tropas alemanas en Afganistán es la protección de sus intereses comerciales. Fue muy criticado por ello y dimitió. No me quiero meter acerca de la bondad o maldad de esas declaraciones, pero si en España dimitieran los políticos tras cada declaración polémica, haría tiempo ya que no quedasen suplentes.

También exportaría la filosofía de las ciudades alemanas en cuanto al transporte público. Imaginar un servicio de cercanías, metro, tranvía y autobuses que te llevara rápidamente por toda la ciudad, que la gente realmente usara. Claro que Alemania tiene más dinero para ello, y soñar es gratis. Pero también respetan más a los ciclistas, y eso sí que sería muy positivo en España.

-¿Y a qué cosa no te acostumbrarás nunca?

Los españoles somos famosos por nuestra falta de integración en el extranjero. Me explicaré.

No me acostumbraré jamás a pasar el día sin comer nada más que un bocadillo vegetal/curryburst/café a mediodía y cenar a las 6 de la tarde. No tengo el cuerpo hecho a no comer sentado, caliente, tranquilo y con una mínima sobremesa. Aunque sea la 1. Pocos españoles llevamos bien esto, y nos ven poco integrados por ello.

El clima. El primer invierno lo llevé bastante bien. Aunque cuando llegamos a finales de Marzo el cuerpo me pedía sol y solo había lluvia y más frío. Este segundo invierno ha sido durísimo. No he pasado tanto frío en mi vida. Escribiendo estas lineas celebro los primeros 3 días seguidos con el termómetro por encima de 20 ºC en lo que llevamos de año. Estamos a 6 de Junio.

No me acostumbraré al pan negro ni al agua con gas. Jamás. Y lo he intentado, que conste.


Bonus track: ¿Qué cosa a la que pensaste que jamás te acostumbrarías, ahora te parece de lo más natural y no podrías vivir sin ella?

Que nadie me tache de sieso por esto por favor. En los bares, los restaurantes, en el metro, por la calle... La gente habla bajito para no molestar a los demás. Al principio los tachábamos de sosos, porque parecía que los españoles eramos los únicos que hablábamos. Y sin darme cuenta me acostumbré, y empecé a no hablar tan alto, a no levantar la voz nunca. Ahora cuando vuelvo a España las conversaciones de las otras mesas se me mezclan con la mía y me agobia tener que gritar para que me oigan hasta en el autobús.

Supongo que cuando vuelva a España definitivamente tardaré en “desalemanizarme”. Ya voy pidiendo paciencia conmigo.