La sangre negra del inconsciente colectivo

Georg Kolbe. (Pareja de "arios" 1939)

Nunca ha llegado a olvidarse que sería absurda cualquier cosa, si su significación se agotase en su función inmediata y en su forma de manifestarse; nunca se ha olvidado que todas las cosas penetran un buen pedazo en el mundo del más allá”. Johan Huizinga

La composición emocional de nuestra inteligencia produce en nuestro pensamiento, frecuentes aboliciones en el orden mental lógico, que a duras penas nos atrevemos a reconocer. Una forma de pensar arcaica, trabada por el miedo y la superstición, que no se atiene a la causalidad, que nunca nos ha sido ajena, y que en nuestro tiempo ha tenido consecuencias desastrosas.
Fenómenos como el apogeo del nazismo de la primera mitad del siglo pasado,o el de la xenofobia actual, demuestran que el paulatino proceso de secularización que arranca en Europa con la Ilustración, en lugar de haber logrado su propósito de liberar al hombre para siempre de la tiranía del clero y de la sumisión irracional a Dios, parece haberlo conminado a desarrollar sustitutos capaces de responder a unas necesidades religiosas tal vez inextirpables, que desgraciadamente han encontrado un pernicioso aliado en la política. Los mitos y lo símbolos siguen siendo, la sangre negra que alimenta el inconsciente colectivo.
El libro de Rosa Sala “Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo” (Acantilado, 2004) es un esclarecedor análisis del nazismo como fenómeno religioso. Fue el entramado irracional de mitos y símbolos colectivos de una sociedad enferma, -en forma de obsesión morbosa sobre la supremacía de una supuesta raza aria y la defensa de su pureza de sangre- el que jugó el papel preponderante en la toma de decisiones de los dirigentes del partido nazi. Una necesaria aclaración, de como la sociedad alemana, en unas circunstancias difíciles y atenazada por el miedo y la desesperación, es incapaz de reconocer las falacias más disparatadas y aberrantes transmitidas por la propaganda nazi; de como las simplezas exotéricas más ridículas, pasan a convertirse en verdades incuestionables... "en enigmas que sería indispensable conocer y sin embargo, resulta imposible descifrar".