Visita de Ramón

¡Cuánto te habíamos echado en falta, cabrón!

Este jueves pasado se vino de visita el primer Erasmus pródigo, esto es, que se le acabó el chollo, se volvió a España, y no ha durado ni dos meses con el culo quieto allí.

Ramón (alias “Montuno”) me avisó que se venía para mi casa a pasar el fin de semana, pero que se traía bajo el brazo unos regalitos.

Claro, esto nos dejaba en un compromiso. Él venía a revivir sus experiencias del cuatrimestre pasado, pero contando sólo con 4 días. ¿Qué es lo típico que hace un Erasmus?

Número 1: las borracheras en casa sin venir a cuento.

Una de las cosas más típicas del Erasmus es que te venga a visitar a tu habitación un colega que se aburre en su cuarto. Esto, que aparentemente no tiene nada de malo, suele desembocar la mayoría de las veces en una cogorza monumental tras empezar a beber cerveza tras cerveza. En nuestro caso, Ramón se trajo una botella de licor café que, entre tres personas, no duró ni una hora. A las 3 de la tarde estábamos cantando desde mi balcón. Conforme pasó el tiempo, más gente fue viniendo a mi piso: más cervezas, whiskey, Torrente…

La cosa pintaba mal y me los saqué a cenar por ahí. Tengo al lado de mi casa un Biergarten donde sirven pizzas de (atención) 1 metro.

Conversación con la camarera:
Yo: Queremos pedir DOS pizzas de un metro.
Camarera: Uy, que son muy grandes, mejor os pongo una.
Yo: Pero queremos dos.
Camarera: No no, que son muy grandes y os sobrará.
Yo: Que ya, pero que queremos dos, que las vamos a pagar igual.
Camarera: De verdad, que no puedo.
(Nos ponemos a discutir entre nosotros sobre qué hacer, si pedir una o dos)
Camarera: ¡Callaos todos! ¡Os traigo una y punto!

Menos mal que le hicimos caso. Foto de la criaturica:

Pizza de un metro

Número 2: fiestas locas en la resi

El viernes nos fuimos para nuestra antigua resi a ver a los colegas. Antes de llegar, por supuesto, caja de 20 cervezas por si acaso. Por el camino nos encontramos a Arthur (alias “el ruso loco”) y nos cuenta que se ha comprado unos altavoces nuevos, que los veamos.

El cabrón se había pillado dos altavoces de 290 €. Sus 118 dB nos reventaron los tímpanos mientras convertimos su cuarto en una disco improvisada a la que iban acudiendo los demás estudiantes, que a estas alturas aún flipan con nosotros.

Solo decir que no sé a qué hora terminamos.

Número 3: garitos raros.

Si por algo se caracteriza Berlín es por la cantidad y calidad de sitios rarísimos. Una vez más, nos adentramos en lo desconocido. El sábado tocaba Wild At Heart, uno de los bares más míticos de rock y punk de la ciudad. Decoración rocanrolera, gente con cadenas, bolleras heavies dándose el lote y jarras de cerveza nos animaron hasta las tantas acompañados de buenos colegas. Un par de fotos del garito:

Número 4: españoles haciendo el gilipollas

Y es que antes lo he dicho: después de 7 meses los extranjeros aún flipan con nuestra capacidad de hacer el payaso. El domingo fuimos a casa de Lucas, y entre copazos de licor café, calimocho y tortilla de patatas, no fuimos capaces de reprimirnos. Estas fotos explican por qué Lucas ya tiene su primera queja de los vecinos.

Foto ying

Escuadrón Rojo

Y bueno, creo que hemos cumplido con el pequeño Ramón. Yo por de pronto necesito unas vacaciones, que me hago viejo para estar de fiesta 4 días seguidos, semana sí y semana también. Nos vemos mañana!