El río de Heráclito

“A nadie le está dado recorrer más que una parte infinitesimal del palacio. Alguno no conoce sino los sótanos. Podemos percibir unas cosas, unas voces, unas palabras, pero lo que percibimos es ínfimo”. J.L Borges

¿ Qué podemos decir o hacer con verdadero valor, en "esta desconocida y ansiosa y breve cosa que es la vida" ?.

Todo lo humano es variable. Nada más enjundioso que el empeño en desvelar la realidad de cada episodio de nuestro deambular por la tierra. ¿ Qué puede haber de hermoso en el relato fiel de nuestro penoso trasiego con los hechos y las cosas?. Sólo la alada mentira de la ficción, sobrevuela con encanto y ligereza la trabajosa explicitación cotidiana de las cosas y los hechos, tan provisionales…

Decía Borges que todo lo que se ha escrito consiste en la diferente manera de entonar cinco o seis grandes metáforas. Y dado que las tramas están limitadas por la capacidad humana de contar, solo nos queda observar las ya existentes en novelas y cuentos. Hay que leer: “La poesía es el encuentro con el libro, el descubrimiento del libro”.
Ahora bien, aún para el mismo lector, el mismo libro cambia. Cambiamos incesantemente y es dable afirmar que cada lectura de un libro, que cada relectura, cada recuerdo de esa relectura, renuevan el texto. También el texto es el cambiante río de Heráclito.