Słubice

Solemos bromear con que nuestra residencia está tan lejos de Berlín, que más que en Berlín está en Polonia. Bueno, pues a Polonia nos fuimos ayer.

A 80 km de Berlín se encuentra la ciudad fronteriza con Polonia Frankfurt Oder, que debe su terminación al rio Oder que separa los dos países. No es la Frankfurt que todos conocen, que se llama Frankfurt am Main. De hecho, hay incluso dos pueblos más en Alemania que también se llaman Frankfurt. La Frankfurt Oder hace frontera con la ciudad de Słubice, separados tan solo por el rio que mencioné.

Llegar hasta allí es fácil. La compañía alemana de transportes ferroviarios, Deutsche Bahn (DB para los amigos) ofrece ofertas de tickets para grupos: tickets de día (Länder-Tickets) para 5 personas por 26 € y tickets de fin de semana (Schönes-Wochenende-Ticket), también para 5 personas por 37 €. Ambos billetes, para el periodo que cubren, permiten tomar todos los trenes regionales que se deseen.

Una vez que se llega a la estación de Frankfurt Oder (que cuesta unos 40 minutos desde Berlín), se va andando hasta la frontera sobre el río.

¿Y qué se puede hacer en Polonia? Pues seguro que muchísimas cosas, pero en ese pueblo solo una: gastar. Y gastar a gusto. Digamos que los precios de Polonia son iguales que los de Alemania, pero en Złotys. Para muestra, un botón.

Nos fuimos a comer a un restaurante. Nos pedimos de comer chuletones. En vez de ensalada, una pizza familiar al medio. De beber: cerveza y más cerveza. De postre tarta, y luego café. La cuenta, para 7 personas: 224 Złotys. En euros: 47. Salió por cabeza a 6,70€. Se puede pagar también en euros, pero te intentan timar un poquito y te hacen peor cambio.

De ahí, de compras: vaqueros 11€, cinturón 3€, camisetas por 2€, zapatillas por 12€… A mitad de tarde, otro café: 50 céntimos. Pero dejamos lo mejor para lo último: cartón de malboro: 17,5€

A partir de ahora hemos planeado un viaje cada mes a Polonia a reponer. Por cierto, mirad que cartel más curioso vimos:

Słubice

Último apunte: la cerveza Polaca tiene fama de ser muy buena y de servirse en grandes cantidades. Esto va dedicado al presidente, al vicepresidente y al secretario: dejar de comprar cervezas de 33 cl., que son para niños, y pásaros a primera división (fijáos en los ml.):