Instigacion.


Si a fuerza de paciencia, a fuerza de velar… el mundo que era letra muerta para mí, se hace vivo y divino ¿ No velaré siempre? ¿ No me haré vigilante desde este momento?.

Habla María:
Cuando llegué a casa, me sentí responsable de mi nueva relación con Agilulfo. No podía dejar que el cansancio, la debilidad, el olvido acarrearan el desamor. Mi vida tenía un por qué, y ahora parecía coincidir con el de la suya. Puse en mi mesa la foto del Caballero Andante, junto a la advocación, que acabáis de leer. Pensé que la mejor forma de conservar mi propósito durante el resto de mis días sería continuar con mi hábito de la escritura diaria. ¡Porque escribir es recordar!.