Mostrando entradas con la etiqueta Historias Misterios y Leyendas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Historias Misterios y Leyendas. Mostrar todas las entradas

La Piedra Filosofal.

El Alquimista en busca de la Piedra Filosofal (1771).
La Piedra Filosofal es una sustancia que, según los alquimistas, está dotada de propiedades extraordinarias, como capacidad de transmutar los metales vulgares en oro. Existirían dos tipos de piedra filosofal:
El sentimiento del verdadero alquimista, no es el de conseguir el oro metal, sino la posibilidad de recibir la Misericordia de la Medicina Universal. Con ella toda vida se limpia de las inmundicias a todos los niveles y el hombre siente su entorno y así mismo con una mayor percepción y Sabiduría  lo cual da una acción mas efectiva dentro de la Leyes de la Naturaleza.
La consecuencia es el Trabajo Interno donde la Verdadera Realidad de las cosas, son sustentadas por una base solida en la Roca del Espíritu, ganada a través de la transformación de los programas humanos y las cargas intelectuales en Verdadera Sabiduría  a través de la realización del Ser en el Alquimista.

  • Roja, supuestamente capaz de transmutar metales innobles en oro. Se obtendría empleando la vía seca.
  • Blanca, cuyo uso transformaría dichos metales innobles en plata. Se lograría por vía húmeda.

En ambos casos la substancia de partida sería la pirita de hierro (disulfuro de hierro): FeS2.
A esta propiedad se le adicionaban dos atributos:

  • Provisión de un elixir de larga vida a tal grado de conferir inmortalidad, mediante la panacea universal para aniquilar cualquier enfermedad.
  • Dotación de omnisciencia: conocimiento absoluto del pasado y del futuro, del bien y del mal, lo cual explicaría también el adjetivo filosofal. Hasta el siglo XVIII, a los científicos se les denominaba filósofos.


Sus orígenes parecen estar en una antigua teoría alquímica en la cual se proponía analizar los elementos aristotélicos atendiendo a sus cuatro «cualidades básicas»: calor, frío, sequedad y humedad. El fuego sería caliente y seco; la tierra, fría y seca; el agua, fría y húmeda; el aire, caliente y húmedo. En la teoría se supone que cada metal es combinación de los cuatro principios. Se debe resaltar que posteriormente se concluyó que los elementos eran azufre, plomo y oro.

De ella se desprende el fenómeno de transmutación; es decir, cambio de la naturaleza de un elemento mediante alteración de sus cualidades.
Debido a las virtudes maravillosas que se atribuían a la piedra filosofal y al elixir de la vida, ansiosamente se les buscaba y codiciaba. No sólo la de obtener oro, sino también las de sanar de algunas enfermedades y otorgar la inmortalidad. Para la fabricación de oro se buscaba un material que facilitase la mezcla de mercurio y azufre, porque teóricamente ése era el camino acertado.

La función transmutadora y la de otorgar vida eterna están relacionadas: una característica del oro es que se oxida más lentamente que otros metales. Es decir, el oro es "inmortal". Por lo tanto, si se descubría un método para producir este preciado metal a partir de otros elementos, aspiraban a la factibilidad de hacer inmortal el cuerpo humano.

Las supuestas características físicas de la piedra filosofal también varían según diversas fuentes. Generalmente se le representa como materiales minerales «amorfos» (de forma irregular) o cristalinos de diversos colores. Incluso en obras relativamente modernas, como en El retorno de los brujos, se menciona la posibilidad de que la piedra filosofal en sí misma sea un gas, nube de electrones, plasma o cuerpo similar no sólido, con propiedad de penetrar el vidrio u otros cuerpos cristalinos y quedar almacenada allí.

En todo el libro El tesoro de los alquimistas, de Jacques Sadoul, se analiza el procedimiento físico, paso a paso, de la vía húmeda. También se precisa que en el punto final se debe absorber una especie de nube roja en suspensión, con un trozo de vidrio, al cual posteriormente se machaca.
Según dicho autor los cristales obtenidos deben recubrirse con cera o en el interior de una pelota pequeña de papel, y ulteriormente ingresarlo en el metal derretido que se pretende transmutar. Ingresar la piedra filosofal sin recubrimiento alguno sería un error, pues no se obtendría la transmutación. De acuerdo con algunas teorías, en calidad de estable puede llevarse fuera del laboratorio y luego activarse con fuego, para usarse cuando sea necesario.

Otra leyenda de la piedra filosofal dice que la persona que la posee puede transmutar todo tipo de objetos en oro, pero su uso constante hace que poco a poco la persona que la use vaya, casi sin advertirlo, convirtiéndose en oro.[cita requerida] Esto sería un castigo al abuso de los poderes de la piedra, y a la codicia de la persona...
Vertientes más místicas de la alquimia aducen que, en realidad, la obra y la piedra filosofal no son realidades físicas, sino metáforas del perfeccionamiento espiritual.

Por otra parte se afirma que el lapis philosophorum (locución latina equivalente a piedra de los filósofos) era simple y llanamente el conocimiento: lo que se pretendía era realmente la ciencia pura.
Además de buscar con fruición el elixir de la vida, los alquimistas buscaban también un remedio que se pudiera preparar en el laboratorio, capaz de aliviar todas las enfermedades (véase panacea universal).
No existe un tratado alquímico que sea claro. A las sustancias utilizadas se les asignan distintos nombres. Por ejemplo el fuego alquímico es diferente del fuego común. Esto se hace con el fin de dificultar la elaboración de la piedra a personas malintencionadas.

Es de advertir que para realizar las hipotéticas tres fases del magisterio (nombre de las tres etapas indispensables para lograr la construcción de la piedra) se debe poseer una llama de fuego encendida calentando la materia prima de la piedra, durante años, pues el alquimista pretende "imitar" a la naturaleza, la cual emplea mucho tiempo, y debe tener paciencia para crear algo.
Por esta razón en algunos tratados se afirma que, para crear la piedra, se ha de tener asegurada la supervivencia durante al menos veinte años, ya que unos años se emplearán en investigar, otros en cometer errores y unos más para la elaboración exitosa.

Los intentos de elaboración de la piedra resultaron arriesgados. Para llevarse a cabo requerían tiempo y dinero, además de enorme paciencia. El trabajo con materiales inflamables o explosivos, como la pólvora, implicó un factor de riesgo para las prácticas alquímicas.


Los ingredientes son muy discutibles. Jacques Sadoul tiende a pensar que son:

  • Una mezcla de pirita (de hierro) o tierra muy rica en hierro, como base, pues otros autores opinan que es un compuesto existente en todas partes. Es un elemento que todos conocían. En esa época sólo se habían descubierto seis elementos. El mercurio de los filósofos y el azufre filosofal no son los elementos químicos, sino preparados a partir de la pirita, mezclados con ácido tartárico.
  • Ácido tartárico. Es un compuesto extraído de la encina, árbol que numerosas veces se muestra en el Mutus liber (libro mudo). Un argumento a favor es que en algunas fases del proceso de elaboración de la piedra se debe hacer a oscuras, pues el ácido tartárico es sensible a la luz y sería el responsable del cambio de color de la gran obra.
  • Rocío. En una de las láminas del Mutus liber se muestran plantas que sirven de soporte a telas. Se cree que en una época del año establecida por animales representados en la lámina, que hacen referencia al horóscopo occidental, se capta rocío.
  • El rocío y el ácido tartárico (de nombres diversos en los escritos alquímicos) se mezclan con la pirita para obtener el mercurio de los filósofos o el azufre filosofal.

Una de las características de la alquimia es que en los escritos se establece un lenguaje confuso, con la intención de despistar a quien quiera construir la piedra. Así, por ejemplo, se supone que las referencias al azufre y al mercurio no aludían a los elementos químicos verdaderos, sino a alguna variante de éstos, conocida sólo por los alquimistas.
Por eso algunos autores alquimistas se refieren a mercurio de los filósofos, por ejemplo, para aportar una pista de que no es el elemento mercurio.

Acerca del procedimiento para realizar la piedra filosofal, se cree que está explícito en el Mutus liber. Aquí también se encuentran símbolos que indican azufre y mercurio, pero no son los elementos químicos S y Hg, sino compuestos obtenidos de las fases previas a la realización de la Gran Obra.

La Viuda de Windsor.

"Sister" Amy Duggan Archer-Gilligan (1868-1962) fue una propietaria de un hogar de ancianos en Windsor, Connecticut y asesina serial que sistemáticamente asesinó al menos cinco personas por envenenamiento; una de esas personas fue su segundo esposo, Michael Gilligan, y el resto eran residentes de su hogar de ancianos. Es posible que estuviera involucrada en más muertes; las autoridades encontraron 48 muertes totales en sus casas de ancianos.

Entre 1907 y 1917, habían 60 muertes en el hogar Archer. Los familiares de sus clientes habían sospechado, ya que marcó un gran número de sus residentes que fallecían. Sólo 12 habían muerto entre 1907 y 1910. 48 habían muerto entre 1911 y 1916. Entre ellos estaba Franklin R. Andrews, un hombre aparentemente sano. En la mañana del 29 de mayo de 1914, Andrews estaba haciendo jardinería en el hogar Archer. Su salud de repente colapsó en un día. Había muerto en la tarde. La causa oficial de muerte fue úlcera gástrica. Su hermana Nellie Pierce heredó sus papeles personales. Pronto se dio cuenta en ocasiones donde Archer-Gilligan presionaba a Andrew por dinero. Los clientes de Archer-Gilligan mostraban un patrón de morir poco después de darle a su cuidadora grandes sumas de dinero.

Mientras las muertes continuaban, Pierce informó sus sospechas a la fiscalía local, que en su mayoría no le hizo caso. Pierce luego llevó su historia a Hartford Courant, un periódico. El 9 de mayo de 1916, fue publicado. Unos meses después, la policía comenzó seriamente a investigar el caso. La investigación tomó casi un año en completarse, pero los resultados eran interesantes. Los cuerpos de Gilligan, Andrew y otros tres residentes habían sido exhumados. Los cinco habían muerto por envenenamiento, por el arsénico o estricnina. Los comerciantes locales fueron capaces de dar testimonio que Archer-Gilligan había estado comprando grandes cantidades de arsénico, supuestamente para "matar ratas".

Archer-Gilligan fue arrestada y juzgada por asesinato, inicialmente por cinco cargos, en última instancia, su abogado logró que los cargos se reducieran a un solo cargo. El 18 de junio de 1917, un jurado la encontró culpable, y fue sentenciada a muerte. Se le dio un nuevo juicio en 1919. Se declaró locura, mientras que Mary Archer testificó que su madre era adicta a la morfina. Archer-Gilligan fue declarada culpable de asesinato en segundo grado y fue sentenciada a cadena perpetua.

En 1924, Archer-Gilligan fue declarada mentalmente incapacitada y fue trasladada al Hospital Connecticut para enfermos mentales en Middletown, donde permaneció hasta su muerte, el 23 de abril de 1962.

Fuente: Wikipedia.

¿Qué es la Lay de la Atracción?

La Ley de la Atracción es la idea de que los pensamientos (conscientes o inconscientes) influyen sobre las vidas de las personas, argumentando que son unidades energéticas que devolverán a la persona una onda similar.
La frase "ley de la atracción" ha sido utilizada por algunos escritores, aunque el sentido con el que se usa actualmente es diferente del original. La mayoría de los autores asocian a la ley de la atracción con la frase "te conviertes en lo que piensas", usualmente aplicado al estado mental del ser humano: Según los partidarios de dicha ley, esto significa que los pensamientos que una persona posee (sean estos conscientes o inconscientes), supuestamente provocan las emociones, las creencias y consecuencias, es decir, los pensamientos son la causa y los sentimientos los efectos. A este proceso se lo describe como "vibraciones armoniosas de la ley de la atracción"1 , o "tú obtienes las cosas que piensas; tus pensamientos determinan tu experiencia".
Esta frase está relacionada con las creencias y prácticas de la nueva era, de la cual surge su definición más usual,[cita requerida] pero también tiene un desarrollo en otros campos esotéricos como lo son el hermetismo y la teosofía.
La Ley de Atracción ha sido popularizada en los últimos años por el libro y la película homónima El secreto (2006) pese a la cantidad de críticas recibidas en parte por su nula base científica o por el lucro que las obras han aportado a sus autores.

Algunos autores identifican antecedentes históricos de la "ley de atracción" en el hinduismo y a través del hinduismo en la teosofía, pero también se han encontrado referencias en el judaísmo y en el zohar (la cábala). La existencia de estos antecedentes, no implica que todos ellos estén históricamente conectados, ya que la ley de atracción podría surgir como resultado de prejuicios cognitivos comunes a todos los seres humanos.
Las elaboraciones modernas de dicha idea deben su existencia, en parte, a James Allen (1864 - 1912) que en 1902 publicó As a man thinketh (‘piensa como hombre’). Posteriormente Wallace Delois Wattles (1860 – 1911) publicó La ciencia de hacerse rico (1910) y por Charles F. Haanel publicó The Master Key System (‘el sistema de la llave maestra') (1912). Durante el siglo XX varios autores han hecho referencia a estas obras y las ideas contenidas en ellas.

Los seguidores que aceptan la ley de atracción como una guía, lo hacen desde la fe en que las leyes del Universo son benignas. Algunos seguidores de esta creencia afirman que la ley de atracción es una "ley del Universo", dado que aplica a todos los seres sin excepción, el 100% del tiempo y no es algo que una persona pueda elegir si aplica o no. Comúnmente se utiliza el ejemplo de su similitud con la gravedad en este aspecto, dado a que uno no puede decidir "no aplicar" o "no creer" en la gravedad en su vida. Cabe notar que el término "ley" no es el mismo utilizado por la comunidad científica.

Algunos de los proponentes de una versión moderna de la "ley de la atracción" adjudican sus raíces a la física cuántica. 
Según ellos, los pensamientos tienen una energía la cual genera energía similar. Para poder controlar dicha energía,
sus proponentes afirman, que deben seguirse cuatro pasos:

  • Saber qué es lo que uno quiere y pedirlo al universo (siendo "el universo" cualquier cosa que el individuo acepte como Dios).
  • Enfocar los pensamientos de uno mismo sobre el objeto deseado con sentimientos como entusiasmo o gratitud.
  • Sentir o comportarse como si el objeto deseado ya hubiera sido obtenido.
  • Estar abierto a recibirlo.

El pensar en lo que uno no tiene, según dicen, se manifiesta en perpetualidad de no tener, mientras O que si uno se adhiere a estos principios, y uno evita pensamientos "negativos" el Universo hará manifiestos los deseos de la persona.
El teósofo tibetano Djwhal Khul la define como la ley básica de la manifestación y la ley suprema de este sistema solar. Considera que es la ley que equilibra los dos polos, siendo la Ley de la economía la que rige el polo negativo y la Ley de síntesis la del polo positivo. Desde el punto de vista del ser humano, trae la comprensión que da la autoconciencia.
En el nuevo testamento de la biblia se hace referencia a esta ley en Marcos 11:20-24 y Mateo 21:19-22, el texto dice: Por la mañana, al pasar junto a la higuera, vieron que se había secado de raíz. Pedro, acordándose, le dijo a Jesús: —¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste! Tengan fe en Dios —respondió Jesús—. Les aseguro que si alguno le dice a este monte: "Quítate de ahí y tírate al mar" , creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán.


Contradicciones:
Algunos aficionados a los juegos de razonamiento han encontrado incongruencias y contradicciones en esta supuesta ley. Estas contradicciones pasarían por encontrar un método de relacionarlas con leyes físicas conocidas y demostradas para así mostrar que son incongruentes por reducción al absurdo.7
La revista Skeptical Inquirer criticó la falta de falsabilidad y la capacidad de prueba de estas afirmaciones. Los críticos han afirmado que las pruebas aportadas suelen ser anecdóticas y que, debido a la naturaleza de auto-selección de los informes positivos, así como la subjetiva naturaleza de cualquier resultado, estos informes son susceptibles de sesgo de confirmación y sesgo de selección. El físico Ali Alousi , por ejemplo, criticó que no se puede medir y cuestionó la probabilidad de que los pensamientos pueden afectar a cualquier cosa fuera de la cabeza.
Dado que dicha "ley" no se ajusta a la refutabilidad científica, contiene los rasgos más claros de la pseudociencia: "creencia o práctica que a pesar de presentarse como científica, no se basa en un método científico válido, le falta plausibilidad o el apoyo de evidencias científicas o no puede ser verificada de forma fiable con afirmaciones exageradas de imposible verificacion y un exceso de peso en la confirmación en lugar de en los intentos rigurosos de refutación, una falta de disposición al examen por parte de otros expertos".
Entrevistas a los autores de la película y libro la Nueva Era y ponentes, intentan explicar los supuestos principios de una ley metafísica que puede atraer todo lo que uno piensa de forma coherente. En el Comité para la Investigación Escéptica, Mary Carmichael y Radford Ben escribieron que "ni la película ni el libro tiene ninguna base en la realidad científica", y que su premisa contiene una "otra cara fea: si usted tiene un accidente o enfermedad, es su culpa ". Le preguntaron: "Si un avión se estrella, ¿significa eso que uno o más de los pasajeros ha traído sobre sí mismo?". Otros han cuestionado las referencias a la teoría científica moderna, y han mantenido, por ejemplo, que la ley de la atracción tergiversa la actividad eléctrica de las ondas cerebrales. Víctor Stenger y Leon Lederman, son críticos con los intentos de utilizar el misticismo cuántico para salvar cualquier explicación o efectos aparentemente inverosímiles, ya que las consideraban rasgos de la moderna pseudociencia. Escribiendo en el New York Times, Virginia Heffernan caracteriza el secreto como "una serie de malas interpretaciones ... y máximas fraudulentas" que no obstante " lleva a [su] a un lugar feliz ".

Fuente: Wikipedia.